El valle ofrece un entorno mágico para que la comunidad se despliegue dentro de un paraíso sensual. Se crean pequeños espacios artísticos, que procuran de intimidad a sus residentes y favorecen la individualidad con su carácter exclusivo. Todo en el valle está próximo, y aun y así el valle ofrece muchos puntos y espacios escondidos de diversos ambientes, lo cual permite que el grupo y cada participante oscile libremente entre la comunidad y la privacidad.
Al lugar se accede desde el pueblo por un corto camino, algunas veces alberga intensas dinámicas de grupo y en otros momentos es simplemente un área adicional en la cual podemos expandir nuestro campo de resonancia centrado en el pueblo cercano, ya sea encontrando retiro o bailando de noche alrededor de la hoguera, nadando en la alberca o bañándose en el barro, creando arte natural o cultivando nuestro huerto.